martes, 15 de junio de 2010

Miénteme


-Miénteme. Pero hazlo ya, ahora. –Le dije mientras le miraba fijamente, sin dejarle desviar su mirada dulce ni un segundo. –Dime que me deseas y que quieres que sólo sea tuya. Déjate llevar por el momento. No importa que no sea verdad. Sólo quiero que lo digas, quiero creerme que es cierto. Quiero sentir el sabor de tus labios pronunciando esas palabras. Quiero que me hagas la más feliz del mundo por creerme todo lo que me digas. Quiero que me hagas tuya.
 Pero él no reacciona. Sigue apoyado contra la pared, soltando poco a poco sus manos de las mías. Desvía la mirada, para mirar no se sabe dónde. Y me mira, de nuevo.
-No tengo porqué mentirte. Pero puedo decírtelo. Puedo decirte que te deseo y que quiero que seas solo mía. Pero eso no sería mentir. Porque es lo que siento. Es lo que tú me haces sentir.  Siempre había intentado contenerme, pensar que no merecía la pena pensar en ti porque tú no pensabas en mí. Y de repente un día cualquiera, apareces sin más en mi casa, entras y no me das tiempo ni a hablar. Me acaparas, te pones en frente de mí y me empotras contra la pared. Ni si quiera me das tiempo a pensar. Estás rematadamente loca.
-Perdona, no quería molestarte. Yo… Solo quería…
-Déjame acabar. Estás rematadamente loca, porque a una persona que piensa, no se le ocurre ir a alguien a las dos de la madrugada a decirle que le mienta. Y tú, lo has hecho. Y me encanta. Me encanta tu locura, tu mal humor de repente. El no saber qué vas a decir ni contestar en cada momento. Tu pelo alborotado por las mañanas y tus días vagos en los que te cuenta hasta vestirte. Me encanta que me grites y que al momento hagas como que nada haya pasado y me abraces. Me encanta tu manera de correr, de sonreír. Me encantas. Tus defectos, tus virtudes y tú. Entera. Y te deseo. Deseo que sólo seas mía y que puedas gritarme y abrazarme día a día. Y sobre todo, espero verte despertar cada mañana con el pelo alborotado y tu mal humor mañanero. ¿Qué me dices? ¿Acaso esto no es estar loco?
-Cállate. Ahora bésame y no pares nunca. Deja que yo marque el ritmo y tú sólo déjate llevar.


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