Hola bloggers! Estoy emocionada porque el jueves (ya sólo me queda mañana) me voy con los de primero y segundo de bachillerato de mi clase de alemán del instituto a Berlín cinco días y me muero de ganas de ir! A parte que nos conocemos todos porque llevamos 5 años juntos y hay muchisima confianza, tanto como con el profesor, como entre nosotros, como con los de 2º, es la primera excursión con el instituto de más de un día.
En Alemania he estado en la Selva Negra (un campamento que JAMÁS olvidaré) y de intercambio en Bonn. Es un país y un idioma que me encanta.
Pero en fin, que me voy en un día y estaré desaparecida unos cinco, porque allí no podré usar el ordenador y además aunque pueda no quiero, porque NECESITO evadirme.
Foto de la izquierda es el Holocaust Mahnmal, es del tema sobre el que tengo que explicar cuando lleguemos allí (y que aún no he preparado).
La foto de la derecha es una foto de Berlín. Cuando vuelva ya pondré fotos del viaje sacadas por mí.
Reflexiones de Ana en una noche sin dormir.
Ana se despertó con los ojos hinchados de llorar, marcados por las ojeras, rojos de no conseguir dormir en toda la noche. Esa tarde había quedado con Domi, un chico ingés que está loco por ella, pero no le apetecía, así que le mandó un sms en el que le propuso dejarlo para otro día.
"Pero Ana ¿Se puede saber qué haces? No es justo. Estás jugando con un chico al que le tienes loco y al que sólo le haces caso porque mientras piensas qué ponerte cuando quedas con él no piensas en Marcos. Creo que es una actitud demasiado egoísta por tu parte, pero tú verás lo que haces." Las palabras de su amiga Carlota resonaban en su cabeza. Sabía que tenía razón, pero no quería hacerle caso. Quería ser egoísta. Necesitaba serlo. Además, ella tampoco le había hecho daño a Domi, le había dejado claro desde el principio que esto era un juego, que no iba a ir más allá "son ratos en los que los dos estamos agusto, pero no hay nada más" le había dicho. Pero ella sabía que si había más por parte de él.
Se puso a desayunar, aunque no tenía hambre, tenía el estómago cerrado. No podía creerselo aún. Marcos le había colgado al reconocer su voz. "Me odia". Se dijo, estremeciéndose al pensarlo. No podía dejar de llorar, fuerte, muy fuerte. Han pasado ya dos años desde que estuvieron juntos pero ella siempre le ha estado esperando. No ha sido voluntario, pero había sido incapaz de dejar entrar en su corazón a otra persona que no fuera él.
Se acabaron las esperanzas de verlo, de abrazarlo, besarlo, de volver a estar a su lado, de tener una nueva historia sin problemas de por medio.. En un abrir y cerrar de ojos todas esas esperanzas que Ana había ido fabricando poco a poco se habían roto. No podía entenderlo, no había hecho nada malo para que la odiase. Había sido una sensación extraña. Sintió ahogo, como si le hubieran cerrado todas las puertas de casa y sintiera la necesidad de echar a correr y no parar nunca. Y Ana odia correr. Pero en ese momento era lo que más necesitaba en el mundo. Correr, correr, correr.. Y no parar.
"Para Ana. Se acabó llorar por algo que no tiene sentido, que has sido tú la única que se ha hecho ilusiones. Vale que él prometiera un futuro a tu lado, pero lo hizo cuando te quería, y ahora ya no te quiere y te estás aferrando a esa idea. Pero se acabó. No más privados, no mas llamadas, no más mensajes, no más cartas." Y se acuerda de la carta tan bonita y con tanto sentimiento que le iba a enviar. Pero se quedará ahí, en el sobre, dentro de su cajón de los recuerdos. Como su amiga Carlota siempre dice "Tú ya le has tendido tu mano mil veces y él sabe que cuando quiera tu mano puede estar ahí, no puedes pretender cogersela tú también."
Hoy lo ha decidido. Va a olvidarle, o al menos va a intenterlo. "Y si quiero olvidarme de Marcos, tengo que hacerlo bien". Así que cogió el móvil y marcó el número de Domi. Esta historia sin sentido tenía que terminar ya.