Me gusta tu voz y la forma en que recorres las cuerdas de la guitarra con tus manos.
Me gusta que luches, que pienses, que grites.
Me gusta que rías y que sonrías, y también que llores porque eres guapo cuando eres tú y te dejas ser.
Me gusta que seas y
me gusta que estás.
Me gusta que saques sonrisas, que des abrazos y besos y regales deseos a quienes te rodean.
Me gustas sincero, pero también mentiroso.
Me gustas callado y sin callarte, bailando o sentado.
Me gustas descalzo y vestido; aunque para qué engañarnos,
me gustas más cuando te desnudo yo y mis manos recorren tu cuerpo de vértigo distinguiendo cada hueso que te compone.
Me gustan tus huesos.
Me gustas soñado y soñando, despierto y dormido; y que bonito eres dormido.
Me gustas real y utópico, libre y anárquico.
Me gustas así o asá, aquí o allá, en mi cama o en la suya.
Y me gusta soñarte, también, contándome que no pasa nada si me quedo un rato más, que vamos a cogernos de la mano y corrernos en cualquier rincón besándonos con los ojos.