-No quedamos. Fui yo, loco, me lancé a la aventura. Siete horas de viaje al 50% de posibilidades de verla o no. Pero ya que tenía la oportunidad, no podía dejarla escapar, ¿entiendes? Necesitaba aclararme. Y lo hice. ¡Vaya si lo hice!
-¿Y de qué te diste cuenta?
-Me di cuenta de todo. No se trataba de recuerdos, ni de idealización, ni de obsesión. Ahora lo veo claro, estoy enamorado, tal y como sospechaba. Me encantan sus ojos, sus rastas, sus labios y ese hoyuelo que le sale cada vez que sonríe. Sus manos gorditas y sus uñas mordidas. Sus converse rotas, sus pantalones caídos y su estilo de pasota a la vez pensado. Su forma de hablar y su manera de mirar el mundo, ese lunar con forma de corazón que tiene en la piel y el sonido de su risa. Me encanta escuchar esa canción que me recuerda a ella y como consigue que me sienta, no sé, como si todo fuera posible.. Como si mereciera la pena vivir.
-¿Y qué piensas hacer ahora que estás seguro de lo que sientes?
-¿Qué puedo hacer? Nada. Simplemente, esperar..